viernes, 30 de marzo de 2012

"Om namah sivaya"

                Era un día en el que me sentía diferente, ya me había decidido a hacer yoga (cosa que nunca he hecho y que lo he considerado mucho) claro, que no tengo un sitio donde me enseñen pero gracias a Dios y a la tecnología mi iphone tiene un aplicación con las poses para cada día. Estaba empezando y no tenía ni la menor idea de cómo hacer que esos movimientos ayudaran a mi cuerpo, transcurrieron unos veinte minutos y el último movimiento era descansar nueve minutos tirada en el piso sin ningún tipo de interrupción, mientras lo hacía podía notar que atardecía lentamente en mi ventanal, en mi costado izquierdo; cada vez se hacía más de noche y empezaba a notar que no veía nada, miré al techo de madera y entre en un trance, entre el futuro y el pasado, no había presente. Pensaba que ya estaba enloqueciendo como siempre pienso cuando me pasan este tipo de cosas, era verdad lo que tanta gente me había dicho “tengo demasiado tiempo para  pensar”, parece que no hubiera algún problema con eso pero si, mientras más pienso, más cuestiono, más me arrepiento, más quiero, más recuerdo y más me deprimo. Pasaron por mi mente las tres personas más importantes de toda mi vida: mi mamá a quien le debo la vida, mi papa a quien le debo quien soy y a Carlos por ser él quien nunca me abandonará.
                Por cierto, eso que dicen de la yoga es totalmente verídico, en mi mente no paraba esa frase que tanto me gusta y que en el idioma indio significa “Creo en la divinidad que vive en mi”, mejor dicho  “Om namah Sivaya”. Claro que no se me olvidaba todo lo que había aprendido sobre pronunciar el “Om” en el yoga, mientras estaba en el camping de surf, mis amigas hacían yoga y siempre me quedaba apreciando lo que hacían, yo no me hacia idea que  pudiera hacerlo tan bien como ellas.